Jueves, 7 de julio de 2005
¡Buenos días!
Estas mañanitas, a la vera del Arlanzón, una vez que desaparecen, me dejan en herencia un poso de agradabilísimo y placentero regusto, especie de bálsamo vital, a la par que fuente de energía anímica. Da igual que sean más o menos ásperas y ariscas, y mucho más cuando tienden hacia la suavidad, como ayer, o a la aspereza como esta mañana, que teníamos 11ºC, helador ventarrón y bóveda gris; ahora parece que sale el sol. Y como testamento o testimonio, siempre, quedan estos matutinos.
Y no me entristezco con su desaparición, pues cual Ave Fénix resurgen de nuevo periódicamente; y parafraseando un título de película de James Bond, "El mañana nunca muere": Las mañanas nunca mueren. Ni tampoco la ilusión por el mañana, gracias al cíclico bálsamo matutino.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una estupendísima película danesa, "La herencia" ("Arven"), de Per Fly, y con Ullrich Thomsen. Nos narra las consecuencias de la repentina muerte de un patriarca sobre su familia, especialmente sobre su primogénito, quien hereda la gerencia de la empresa familiar por imposición materna, una especie de herencia envenenada, pues originará la descomposición de la famila, de su propio matrimonio y de él mismo.
También nos habla de globalización y sus efectos, los socioeconómicos y los personales. Vemos la lucha del protagonista entre lo que quiere y lo que "debe" hacer, y de como su felicidad se va al traste cuando decide ser fiel a los deberes familiares y laborales y olvida su matrimonio y convicciones personales. Insisto, magnífica historia que os recomiendo. Me entusiasmó.
Pues ahora un poquito de sabiduría ajena, de la que quizás heredemos un mejor poso vital:
- "Un rey es más esclavo que un pícaro descalzo". (refrán).
- "Hay gente con dinero y gente rica". (Coco Chanel).
- "Si hay que ofender a alguien deberá hacerse tan severamente como para no necesitar temer su venganza". (Nicolás Maquiavelo).
- "Cosquillas y amores, empiezan con risas y acaban con dolores". (refrán).
- "El amor es como los columpios, porque casi siempre empieza siendo diversión y casi siempre termina en náuseas". (Enrique Jardiel Poncela).
Besos y abrazos,
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