Jueves, 10 de febrero de 2005
¡Buenos días!
Sol a raudales, ni rastro de nubes (todas han volado), poco sueño esta noche, mente embotada, raciocinio volado, floto en una nube ... pero, ¿en cual, si todas se han ido? ... quizás en la nube de mis neblinas neuronales, amplificadas por la lente que hacen las legañas sobre mi visión. Hoy sí, paseando camino de la oficina, y volando también con la imaginación, veo por la ribera gente paseando, preciosas y apetitosas féminas que no me invitan a que las sobrevuele ... ¡qué frustración! ...
Ayer por la noche estuve viendo en el cine "El aviador", de Martin Scorsese, y con Leonardo di Caprio. Biografía cinematográfica de los primeros años de notoriedad pública (entre finales de los 20 y de los 40) del magnate petrolero Howard Hughes, apasionado por los aviones y el cine, en los que dilapidaba su gran fortuna. Tipo muy excéntrico en el que se conjuga a la perfección eso de que genio y locura están muy unidos bastantes veces. Aunque es muy larga, casi 3 horas de duración, la película me tuvo bastante entretenido.
Volando, volando, hemos llegado a la sabiduría ajena:
- "Siempre la brevedad es una cosa con gran razón de todos alabada, y vemos que una plática es gustosa cuanto más breve y menos afectada". (Alonso de Ercilla).
- "La moderación se ha hecho una virtud para poner freno a la ambición de todos los grandes hombres y al mismo tiempo para poder consolar a las personas mediocres de su irrisoria fortuna y de su insignificante mérito". (La Rochefoucauld).
- "El entendimiento agudo, pero sin grandeza, pincha, pero no mueve". (Tagore).
- "No es que el genio se adelante un siglo a su tiempo, es la humanidad la que está cien años por detrás de él". (Robert Musil).
Besos y abrazos,
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