20130702

El matutino santo

Viernes, 6 de mayo de 2005

¡Buenos días!

Creo que habría que santificar a la ribera del Arlanzón, por la cantidad de bondades que me prodiga, y que seguro prodigará a un montón de gente más, que hay por ahí montones de santificados y santificables por la iglesia que a mí no me dicen ni fú ni fá, e incluso alguno que otro que me irrita profundamente. Os recuerdo la cita de Einstein de hace poco sobre los milagros:

 - "Hay dos formas de vivir la vida: una como si nada fuera un milagro, la otra como si todo lo fuera".  (Albert Einstein).

Con lo que eso de santificar a los milagreros, me parece filfa, que los milagros ocurren casi a cada instante, pues creo yo que no son nada más que fenómenos naturales todavía inexplicados (o artificios de prestidigitador), y algo que ocurre de continuo no suele ser ensalzado, porque santos lo hemos sido casi todos en algún instante de nuestras vidas, y no conozco a nadie que lo sea de continuo, ni siquiera con cierta frecuencia.

Hoy la ribera está especialmente esplendorosa (bueno, siempre lo está) debido a la luminosísima luz solar que la realza, a pesar del fresco viento que sopla y que se cuela por cada resquicio textil, y a pesar del frescor ambiente, unos 10ºC, los mismos que ayer a la misma hora, pero al menos hoy no hay el más leve rastro de nubes. La máxima prevista para hoy es de unos 15ºC, nada que ver con los casi 30ºC de hace pocos días.

Ayer estuve viendo otra película de las que proyecta el aula de cine de la Universidad de Burgos. Se trató del film argentino "La niña santa", de Lucrecia Martel, y con Mercedes Morán, Carlos Belloso y María Alché. Buena película, algo perturbadora, que cuenta las vivencias de una adolescente que vive con su madre divorciada en un hotel-balneario del norte argentino (es la copropietaria, junto con su hermano), en el que se está celebrando un congreso de médicos.

Nos habla de la delgada línea que separa el bien del mal y nos relata una trama de buenas intenciones con unos resultados no muy deseables, muy probablemente debido a que las apariencias engañan. La niña protagonista, como consecuencia de las catequesis a las que asiste regularmente, anda obsesionada con que su vocación para agradar a Dios consiste en salvar a un hombre de la depravación, justo el mismo, uno de los médicos, que anduvo acosándola sexualmente con disimulo en la calle.

En definitiva, que bastantes veces, ese misticismo religioso puede llevar a lugares totalmente opuestos de los que pretendíamos llegar, porque místico, etimológicamente, significa misterioso, oculto. Os recuerdo el refrán del matutino de ayer:

 - "No hay cosa encubierta que a mal no revierta".  (refrán).

Como frases de sabiduría ajena para hoy, encajarían muy bien todas las de Einstein de ayer, pero añadiré algunas nuevas, no sé si con tanta relación con el tema como aquellas:

 - "Ver cada día como si fuera el último de la vida es un buen medio para no apartarse nunca de la virtud".  (Musonio Gayo).

 - "Es tan difícil equivocarse con uno mismo como tener razón con los demás".  (Lemesle).

 - "Todos los pecados son tentativas de llenar vacíos".  (Simone Weil).

 - "No busques que los peces hablen, ni que sean virtuosas las personas maleducadas".  (Plutarco).

Desde luego, esta última cita creo que encaja casi como un guante con la esencia del film.

Besos y abrazos,

Don.
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