20121004

Matutino culinario

Viernes, 14 de septiembre de 2007

¡Buenos días!

Otra mañanita más a la que me enfrento a esta cacerola en forma de blanco folio y en la que echo desde mis caóticas neuronas, de forma más o menos desordenada, los ingredientes que componen los matutinos con el fin de conseguir mezclarlos lo más armónicamente posible para que deje un buen regusto a vuestros afinados paladares. La mañana está gris de nubes, muy gris, con lloviznas, que fueron chaparrones ayer por la tarde (tal y como se presagiaba). La temperatura en su punto justo de ebullición, con lo que se nos ha quedado un guiso meterológico muy bien conjuntado a pesar de los no demasiado agradables ingredientes primarios, que ya se sabe que no hay que dar nada por sentado, que lo que parece poco grato en solitario, bien combinado se puede convertir en una delicia. Que como decía una cita que os envié hace tiempo ... "Un idealista es aquél que, al notar que una rosa huele mejor que una col, concluye que hará mejor sopa" (Henry Louis Mencken) ... y no necesariamente tiene porqué ser así.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Ratatouille", de Brad Bird y Jan Pinkava, película de animación por ordenador, precedida por un desternillante corto titulado "Abducido" ("Lifted") ... ¡buenísimo!, como casi todos los cortos de animación que preceden a los films de la Pixar. La película también fue estupenda y ya se ha convertido, ex-aequo con las dos primeras partes de "Shrek", en la mejor de animación por ordenador que he visto jamás, con lo que desde ya os la recomiendo encarecidamente. Casi el 90% del aforo del cine eran niños, de donde deduzco que había papás y mamás canguro, quienes en sus marsupios llevaban, amén de hijos, a sobrinos, vecinos y demás revoltosa fauna ... ¡vaya cruz! ..., que las familias de hoy en día no se componen de una media de 7 u 8 hijos.

Historia de una humilde rata, gourmet, gourmand y sibarita donde los haya y con deseos de convertirse en afamado chef de cocina, lo que consigue de modo accidental, al terminar ayudando a un patoso aprendiz de cocina humano. Impecable factura técnica, con una perfección en la animación tal, que por momentos no parecía animación sino la misma realidad. La película, además, entretenidísima, divertida y nada cursi, aunque tuvo algún ligerísimo exceso de azúcar, puntual y perfectamente soportable, aunque a galaxias de distancia de los films Disney (aunque Pixar pertenece a Disney), no aptos en general para diabéticos, lo que es natural dado que su público objetivo son los niños, golosos por antonomasia. Incluye también unas cuantas perlas de sabiduría, de la buena, como el que echa con mesura y buen gusto las especias al mejor plato. Entre ellas, una crítica a los críticos ególatras y de estrechas miras, sean culinarios, de cine, musicales, etc. Fabuloso el siniestro personaje del amargado crítico culinario Anton Ego. En definitiva, fabulosa y, vuelvo a insistir, os la recomiendo encarecidamente.

Ahora, a modo de necesario aderezo vital, para realzar su ya de por sí su buen sabor, una pizca de sabiduría ajena:

 - "La raíz escondida no pide premio alguno por llenar de frutos las ramas".  (Rabindranath Tagore).

 - "No importa que el arma con el que se acomete a otro sea el acero o la pluma, mientras tenga la misma intención, pues a menudo se hiere más con la palabra o el escrito que con la espada; ésta traspasa el cuerpo; aquélla el alma".  (Luis Vives).

 - "Antes de juzgar a una persona, camina tres lunas con sus mocasines".  (Proverbio indio).

 - "Solo se tiran piedras contra el árbol que da frutos".  (Proverbio
indio).

 - "Los espíritus mediocres condenan generalmente todo aquello que no está a su alcance".  (La Rochefoucauld).

 - "Aprobarlo todo suele ser ignorancia; reprobarlo todo, malicia".  (Baltasar Gracián).

 - "La perfecta hora de comer es, para el rico, cuando tiene ganas; y para el pobre, cuando tiene qué".  (Luis Vélez de Guevara).

Nutritivos besos y abrazos,

Don.
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