20141105

Matutino muy, muy tardío (casi vespertino)

Lunes, 21 de febrero de 2000

¡Buenos días!, bueno, ya son ¡buenas tardes!

En este momento de ocio, tras una ajetreada mañana, agrocensal y electoral, me pongo a teclear unas líneas en estos deliciosos días primaverales adelantados que estamos disfrutando, muy especialmente en Madrid. ¡Impresionante la primavera madrileña!, aunque aquí en Burgos, con un poquitín más de fresquito, no desmerece para nada a la madrileña. Esta mañana, con 0ºC, no hacía nada de frío, sino un fresquito muy apacible.

El tema de hoy, como últimamente casi todos los lunes, es cinefilia pura. Iba ayer, recién llegado de Madrid, con la intención de ver "El dilema" ("The insider"), o en su defecto "Las cenizas de Ángela". Pero deberían de ser de "larguísimometraje", pues ambas empezaban un cuartito de hora antes de lo previsto y llegué tarde. La única opción interesante que me quedaba en ese cine era ver "Una historia verdadera" ("The straight story") de David Lynch. Era aquella película que en un correo anterior, en el que glosaba la filmografía de David Lynch, os decía que era su última peli y que iba de un viejete que se recorría medio Estados Unidos en un tractor, y que no había visto.

Bonita, muy bonita película, sin nada que ver (apenas) con el resto de las pelis de Lynch (que suelen ser bastante lúgubres y desazonantes). Va de un abuelete que va a ver a su hermano enfermo a otro estado (recorre más de 500 millas) a bordo de una cortacésped con un remolque (su velocidad de crucero es la del paso de una persona caminando), pues no puede conducir coches pues no ve muy bien (está además lleno de achaques, él y su cortacésped). Y este viaje le lleva en torno a dos meses, por preciosos paisajes otoñales de Iowa y Wisconsin (al son de una preciosa banda sonora de Angelo Badalamenti, el compositor habitual de las pelis de Lynch). Además va dejando pequeñas pizcas de bondad y sabiduría a la gente con la que va encontrándose en su largo (en el tiempo) camino.

Fui, como ya dije, a verla de rebote, y os la recomiendo. Es de ritmo lento y pausado (ya os dije glosando "American beauty" que ese tipo de pelis me encantan), donde se habla poco. Es cine en estado casi puro, pues gran parte del mensaje está basado en el poder de las preciosas imágenes de la peli.

Bueno, pues hasta la próxima.

Besos y abrazos,

Don.
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