Lunes, 21 de febrero de 2000
¡Buenos días!, bueno, ya son
¡buenas tardes!
En este momento de ocio,
tras una ajetreada mañana, agrocensal y electoral, me pongo a teclear unas líneas
en estos deliciosos días primaverales adelantados que estamos disfrutando, muy
especialmente en Madrid. ¡Impresionante la primavera madrileña!, aunque aquí en
Burgos, con un poquitín más de fresquito, no desmerece para nada a la
madrileña. Esta mañana, con 0ºC, no hacía nada de frío, sino un fresquito muy
apacible.
El tema de hoy, como
últimamente casi todos los lunes, es cinefilia pura. Iba ayer, recién llegado
de Madrid, con la intención de ver "El dilema" ("The
insider"), o en su defecto "Las cenizas de Ángela". Pero
deberían de ser de "larguísimometraje", pues ambas empezaban un
cuartito de hora antes de lo previsto y llegué tarde. La única opción
interesante que me quedaba en ese cine era ver "Una historia
verdadera" ("The straight story") de David Lynch.
Era aquella película que en un correo anterior, en el que glosaba la
filmografía de David Lynch, os decía que era su última peli y que iba de un
viejete que se recorría medio Estados Unidos en un tractor, y que no había
visto.
Bonita, muy bonita película,
sin nada que ver (apenas) con el resto de las pelis de Lynch (que suelen ser
bastante lúgubres y desazonantes). Va de un abuelete que va a ver a su hermano
enfermo a otro estado (recorre más de 500 millas) a bordo de una cortacésped
con un remolque (su velocidad de crucero es la del paso de una persona
caminando), pues no puede conducir coches pues no ve muy bien (está además
lleno de achaques, él y su cortacésped). Y este viaje le lleva en torno a dos
meses, por preciosos paisajes otoñales de Iowa y Wisconsin (al son de una
preciosa banda sonora de Angelo Badalamenti, el compositor habitual de las
pelis de Lynch). Además va dejando pequeñas pizcas de bondad y sabiduría a la
gente con la que va encontrándose en su largo (en el tiempo) camino.
Fui, como ya dije, a verla
de rebote, y os la recomiendo. Es de ritmo lento y pausado (ya os dije glosando
"American beauty" que ese tipo de pelis me encantan), donde se habla
poco. Es cine en estado casi puro, pues gran parte del mensaje está basado en
el poder de las preciosas imágenes de la peli.
Bueno, pues hasta la
próxima.
Besos y abrazos,
Don.
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