Viernes, 21 de julio de 2000
¡Buenos, buenos días!
El clima igual que ayer,
delicioso. Temo que cuando esta tarde baje a los madriles muera cocido a fuego
lento (el aire acondicionado de mi coche es el fuego lento).
Ayer, como indica el título,
fui al cine a ver "Alta Fidelidad" (o "High
Fidelity") de Stephen Frears, el director de las buenísimas pelis
"Las amistades peligrosas" o "Café irlandés", entre otras.
Es más, para hacer honor al título estoy escuchando un CD en mi PC mientras
escribo. Es uno de Vangelis en directo.
De las pelis que tenía
previstas ver era la que más me llamabala atención, aunque al principio no me
acabó de convencer, pero poco a poco me fue enganchando, y al final me gustó
mucho.
Trata, como la mayoría de
las pelis, de lo complicadas que son las relaciones personales, especialente en
esta peli las de pareja, y tamizadas por la música (el prota es el dueño de una
especial tienda de discos, principalmente vinilos). El título tiene, creo,
doble sentido: el musical y el sentimental.
En la peli, el prota plantea
que tiene dudas de si escucha cierto tipo de música en función de su estado de
ánimo, o es la música que escucha la que le provoca ese estado de ánimo (a
veces, pienso lo mismo). Problema matemático de causa-efecto, independencia o
interdependencia, de ... De hecho, cómo se ve al hilar matemática y psicología,
o cualquier otra trama entre parcelas de conocimiento, es que están muy
interrelacionadas, que las fronteras entre ellas solo son convencionalismos
formales (como decía un profe que tuve el la facultad).
Bueno, bueno, bueno, que el
ayuno involuntario al que estoy sometido esta mañana, y que pienso solventar
ahorita mismo en cuanto termine y vaya a por mi café con pincho, me está
provocando cierta diarrea mental. Me las piro, vampiro.
Besos y abrazos,
Don.
_____
No hay comentarios:
Publicar un comentario