Lunes, 8 de mayo de 2000
¡Buenos días!
A pesar de leves
chaparrones, está haciendo unos muy primaverales días en esta ciudad a la
ribera del Arlanzón. Este fin de semana me he quedado aquí, asistiendo a
diversos actos culturales. De jueves a sábado fueron las Jornadas de
Lírica y Burla:
- El jueves actuaron Javier
Ruibal (de telonero), y El Gran Wyoming+El Reverendo.
Javier Ruibal, a quien no conocía, me encantó, con una preciosa música,
precedida de jocosas introducciones, que era una fusión de flamenco, sonidos
norteafricanos y nuevas músicas. El Wyoming, en su línea, aunque me gustó más
de lo que esperaba debido a su versatilidad.
- El viernes actuaron Pepe
Begines (de telonero), y Pablo Carbonell. Pepe
Begines (ex-cantante de "No me pises que llevo chanclas") no me gustó
demasiado, salvo algunos breves momentos de ligera brillantez. Pablo Carbonell
tuvo momentos brillantísimos, delirantes; y otros muy mediocres; en conjunto
regular-bien.
- El sábado actuaron Pepín
Tre (de telonero), y Javier Krahe. Pepín Tré
me gustó mucho, por lo que me sorprendió (no le conocía), debido a su verborrea
estilo Wyoming y a sus buenas canciones; cantó solo cuatro, pues se paso todo
el tiempo desbarrando con gran gracejo. Javier Krahe, me gustó mucho, pues sus
letras son divertidísimas. Era uno de los miembros de "La
mandrágora", junto con Joaquín Sabina y Javier Pérez, allá por los
primeros años 80.
Y el domingo, casi por
sorpresa, me compré a última hora una entrada para oír a Savina
Yannatou y a su grupo instrumental "Primarera en
Salónico", impresionante vocalista e impresionantes músicos.
Os voy a transcribir literalmente la crítica que apareció hoy en el Diario de
Burgos, que se titula "La voz de las mil y una noches", y con la que
estoy totalmente de acuerdo:
"Las metáforas al
uso suenan bastante insípidas para que ustedes se hagan una idea del
inconmensurable concierto que ayer pudimos escuchar en el Teatro Principal.
¿Canta Savina como los ángeles?, ¿cómo un ruiseñor? No sabría que palabra
emplear. Tan solo les diré que canta como le da la gana, sin ningún límite
técnico ni expresivo: la voz soñada en texturas y matices.
Todos pudimos comprender que
la intérprete griega ha recibido un don, divino o genético, según prefieran.
Salió al escenario de forma tranquila y pausada. En un dulce susurro se
presentó en correcto español -pronuncia con un acento de gran belleza, aunque
no habla español-, antes de que una voz preciosa, aterciopelada, rompiese el
silencio expectante del teatro, con un sonido de una pureza extrema. Quién más
y quién menos sintió un escalofrío al oír las primeras notas "a
cappella" de la cantante ateniense. (Nota de Donato: a mi se me extendió el escalofrío
durante las primeras canciones, hasta que me acostumbré a estar en el paraíso
de las voces).
Como flotando sobre el
escenario, sin apenas moverse, ni para marcar el compás, Yannatou inició un
viaje de ecos antiguos por la música popular y tradicional del Mediterráneo,
entendido como un mundo de mestizaje cultural que nadie como los nacidos entre
oriente y occidente saben elevar hasta lo sublime.
Melodías corsas, albanesas,
búlgaras, arábigo-andaluzas, sefardíes,... fueron ejecutadas, en un diálogo de
sensibilidades con la solista, por un maravilloso grupo de instrumentistas, muy
amigos de la improvisación y de las tendencias más innovadoras en la revisión
del folklore. (Nota
de Donato: si sois aficionados a la música que suele poner en sus programas
radiofónicos Ramón Trecet, os gustaría mucho).
De los vapores de la
borrachera musical sólo me queda una pena. Me gustaría que Burgos recibiera la
próxima vez con el cartel de "no hay entradas" a ese talento
diamantino, propio de la exquisitez que en otro tiempo hizo legendaria a la
civilización que la artista encarna". (Nota de Donato: el teatro estuvo lleno al
90%).
Besos y abrazos,
Don.
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