20130206

Matutino en el trópico

Lunes, 26 de junio de 2006

¡Buenos días!

Pues no sé allende el sur del Arlanzón, pero aquí, desde luego, no tenemos temperaturas tropicales, al menos hasta el mediodía, que luego sí, bastante suaves y deliciosas, pero sí, siempre acompañadas de ese fresquete ventorrillo norteño tan propio de estos lares. Pero incluso en el caso de haber tenido, como así sucedió este pasado fin de semana, un clima de perros, muy gris y con bastantes chaparrones de tormenta veraniega, siempre me quedará la evocación que me sugiere la esplendorosa ribera, con toda su femenina fauna, cual deliciosas guayabas tropicales, suculentas, y pareciendo decir "¡cómeme!" ... ¡pero qué poderosa es la imaginación! ...

Este fin de semana, el viernes 23, comenzó la semana de fiestas patronales en Burgos, con montones de actividades lúdicas y culturales. En concreto, estuve el viernes en un concierto del grupo "Marlango", cuya peculiar y envolvente música me encanta (ved más abajo glosa de hace dos años, cuando dieron el primer concierto de su vida, en una actualmente incendiada sala de conciertos burgalesa, "Quinta Avenida").

Además, el sábado por la noche iba a ver otro de los hermanos Auserón, pero se suspendió por la lluvia torrencial y tormentosa (el de "Marlango" casi, casi, pero al final solo se aplazó dos horas). Sin embargo, no me quedé sin nada que llevarme a mis entendederas culturales, pues esa misma tarde del sábado estuve en el Teatro Principal de Burgos viendo "Ana en el trópico", escrita y dirigida por Nilo Cruz, y con Luis Fernado Alvés, Lolita, y Begoña Maestre, entre otros. Muy buena obra.

Nos cuenta una historia de amor y celos, sexo incluido, en la que, en general, como en la vida misma, los que aman, no suelen ser correspondidos, pues sus sujetos de deseo suelen amar a un tercero; y que se desarrolla en una fábrica de cigarros habanos en Florida, regentada y trabajada por una familia de emigrantes cubanos durante los años 20 y 30 (se desarrolla durante 1929), en la que acaba de contratarse a un nuevo y apuesto lector. Tradicionalmente, hasta los años 30, en que la mecanización impuso su ley, en las fábricas de habanos había un actor que leía novelas a los trabajadores durante toda la jornada laboral.

En la obra, la novela que lee el lector a los trabajadores es "Ana Karenina", de León Tolstoi. Por tanto, como sugiere el título, se produce una continua ósmosis entre realidad (la teatral) y ficción literaria, pero no literal, sino con variaciones. Además, se nos muestra la importancia de la literatura, del arte en general, para endulzarnos los momentos amargos que podamos padecer.

Ahora, un poquito de sabiduría ajena, además de la encerrada en la literatura, el teatro o el cine, con la que intentar suavizar las asperezas vitales:

 - "La vida solo puede ser comprendida mirando hacia atrás; más solo puede ser vivida mirando hacia delante".  (Soren Kierkegaard).

 - "Hay personas que nos hablan y ni las escuchamos; hay personas que nos hieren y no dejan cicatriz; pero hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos marcan para siempre".  (Cecilia Meirelles).

 - "No ser amado es una simple desventura. La verdadera desgracia es no saber amar".  (Albert Camus).

 - "Gusten unos de los jardines, hagan otros banquetes, sigan éstos la caza, traten de amores, atesoren riquezas con todo tipo de gustos, que para mí no hay mejor fruición como el leer ni lugar como el de una buena biblioteca".  (Baltasar Gracián).

Amén, Baltasar, aunque no hay que perder el amor por los otros placeres ... y yo añadiría a lo de leer, el ver buenas obras de teatro o películas.

Besos y abrazos,

Don.

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Matutino amatorio (bis)
(Jueves, 17 de junio de 2004)

¡Buenos días! (de nuevo).

Se me olvidó en el anterior matutino, el de hace un rato, pero anoche estuve, a la hora de las brujas, esa en la que me convierto en calabaza, como el carruaje de la Cenicienta, en el bar "Quinta Avenida", en el concierto de "Marlango", un grupo recién formado, en el que destaca la presencia como vocalista de la actriz Leonor Watling (preciosa muñequita de porcelana). De hecho, según confesaron, éste era su primer concierto (acaban de sacar su primer disco).

Y se notó, pues las primeras canciones, siendo muy buenas, no me sonaron del todo bien, pero poco a poco se fueron entonando y fue estupendo. Y eso a pesar del impresentable público burgalés (no es la primera vez que me pasa en esa sala), pues unas tres cuartas partes de él parecía que no les interesaba el concierto (y eso que pagaron 12 euros) y hablaban, hablaban, hablaban, ... murmullo que se notaba especialmente cuando las canciones eran piano.

El concierto estuvo muy bien, con un tipo de música inclasificable (al menos para mí), aunque desde luego percibí cierto barniz "jazzístico" (ellos reconocieron influencias de Tom Waits). Música calmada, sugerente, envolvente, todo gracias a la cautivadora música, casi tanto como la preciosidad de Leonor y su voz. Leonor estaba insinuante ... ¡qué buena actriz! ... estaba para comérsela.

Allí mismo me compré el CD musical, que estoy escuchando ahorita mismo, aunque ya tenía idea de comprarmelo tras verlos en algún programa de televisión.

Pues como frase de sabiduría ajena una preciosa, que me recuerda todas las evocaciones que me sugirió Leonor gracias a la miradas cautivas mías que la envolvían:

 - "Cada mujer es para mí un maravilloso mundo que se me ofrece; me recreo con las hermosas melodías de su rostro, y basta con una efímera mirada de mis ojos para poder gozar más que otros, con todos sus sentidos, en su vida entera".  (Heinrich Heine).

Besos y abrazos,

Don.
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