20131006

Seductor matutino

Viernes, 3 de septiembre de 2004

¡Buenos días!

No sé a vosotros, pero a mi me seducen más cada día estos matutinos. A cada día que pasa, a pesar de lo aparentemente igual que sea a cualquier otro, me sorprenden seductoramente con una cosa nueva. Y con la ribera y su clima (a pesar de su aspereza ocasional) otro tanto de lo mismo.

Hoy otro delicioso día de fin de verano, a pesar de los grises nubarrones que amenazan lluvia, rayos y centellas, pues ahorita mismo por unos claros se nos cuelan unos celestes rayos solares, y también a pesar de (o gracias a) la brisilla que sopla, que hoy es arrobadoramente envolvente, acariciándonos con suavidad toda nuestra piel al aire.

Ayer volví a dejarme seducir por otra historia cinematográfica, por la producción canadiense (francófona) "La gran seducción", de Jean-François Pouliot. Y a fe mía que lo consiguió, pues a base de muy buen humor me enganchó de principio a fin, gracias a las sonorosísimas carcajadotas que solté a lo largo de casi todo el film. Comedia con cierto trasfondo de crítica social a las reconversiones industriales ... quiero decir, pesqueras. Me encantó.

Nos cuenta el proceso seductor de un pueblito de pescadores canadienses hacia un médico para que una vez atraído se quede fijo en el pueblo y así pueda instalarse una pequeña industria que dé trabajo a los hastiados habitantes que tan solo viven del subsidio estatal por haber tenido que amarrar sus barcos a puerto. Es como si el pueblo fuera el enamorado que trata de seducir a su amada (el doctor) regalándole el gusto. Además, como buenos ex-pescadores, utilizan técnicas de pesca para pescar al médico.

La película es tremendamente socarrona, con unos personajes la mar de pintorescos. En cierto modo, tiene parecido con la excepcional serie televisiva "Northern exposure" ... es decir, con "Doctor en Alaska", tanto por la situación inicial como por lo kafkiano de la mayoría de los personajes.

Pues ahora un poquito de sabiduría ajena, a ver si conseguimos seducirla para que quede en nuestros cerebros:

 - "El amor tiene un carácter tan peculiar que no se puede ocultar donde se halla, ni fingirle donde no se halla".  (Madame d'Espinay).

 - "Y para esto, para gozar de este aburrimiento precursor de nuevos y extraños estados de conciencia, no salgan al campo con escopeta y perros, pues es cosa probada que el que necesita de la caza para ir de campo es porque el campo mismo no le gusta, diga él lo que quiera. Él que de veras ama la naturaleza, no ve las perdices en ella".  (Miguel de Unamuno).

 - "Ya que tienes un maravilloso despertador en el pecho que te dice más de dos mil veces cada hora que hay en ti un espíritu vivo, no te acostumbres a desperdiciar los días en una irritante dejadez y en el tedio de no hacer nada".  (Thomas Browne).

Besos y abrazos,

Don.
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