Miércoles, 15 de septiembre
de 2004
¡Buenos días!
La meteorología está
adoptando maneras de otoño, pues ayer tarde estuvo lloviendo casi todo el
tiempo, y esta mañana está muy fresca y con muy grises nubes adoptando las más
sugerentes formas, quizás para templar algo el ambiente. Sin embargo, la
naturaleza sigue siendo la hija natural de este verano que en pocos días nos
dirá adiós.
Creo que yo también estoy
adoptando maneras de oso hibernante, pues los primeros bostezos empiezan a
asomar por mi oral caverna y estoy empezando a crear la capa de grasilla que me
permitirá resistir este inminente invierno burgalés.
Ayer volví al cine, ése que
me adopta y cría casi cada tarde. Estuve viendo "Casa de los
babys", de John Sayles. Muy buena película, bonita, dura,
triste, ... sobre la adopción internacional. Seis mujeres de país rico, cada
cual con su historia e inquietudes, a la búsqueda de un hijo que no pueden o no
quieren tener de forma natural. Pero también del mundo de los países pobres a
donde van; de los gamines, los niños de la calle, los que no son adoptados; de
las jóvenes obligadas a entregar en adopción a sus hijos, y de tantas otras
cosas.
La vi en versión doblada,
pero ésta era ideal para verla en versión original subtitulada, pues dado que
se desarrolla en un país sudamericano, para nosotros se perdían esos diálogos
bilingües, como el precioso y emotivo de una de las adoptantes con una de las
camareras del hotel donde se alojaba, cada una en su idioma (inglés y español)
en el que no se enteraban de nada, pero que en realidad sí (cuestión de
empatía).
Bueno, pues adoptemos un
poquito de sabiduría ajena, que seguro nos hará bien:
- "El hombre razonable se adapta al
mundo; el irrazonable intenta adaptar el mundo a sí mismo. Así pues, el
progreso depende del hombre irrazonable".
(George Bernard Shaw).
- "La paciencia es la fortaleza del
débil; y la impaciencia, la debilidad del fuerte". (Emmanuel Kant).
- "Ten paciencia con todas las cosas,
pero sobre todo contigo mismo".
(San Francisco de Sales).
- "A unos esclavos se les puede comprar
con dinero, a otros con adulación o favores. La moneda empleada en este tráfico
es lo menos importante. La característica principal de la esclavitud es tener
un precio y venderse por él". (John
Ruskin).
Besos y abrazos,
Don.
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