20131006

Los cuatrocientos matutinos

Viernes, 23 de julio de 2004

¡Buenos días!

Pues esos, más o menos, son el número de matutinos que llevaré escritos desde que empecé con esto al poco de llegar aquí, a Burgos, a la vera de la ribera del río Arlanzón, hace unos cinco años y medio ... bueno, en realidad creo que serán más, unos 600 estimo (matutinos, que no años, ¡eh!).

Otro día más de tórridas temperaturas, pero llevaderas gracias al frescor de los árboles de la ribera y a la fragancia de sus flores. No quiero ni pensar en la sauna que habrá en Madrid o más al sur. Los meteorólogos vaticinan que allí se llegará a, y superarán, los 40ºC a la sombra, a un metro sobre el nivel del suelo, y éste tapizado de césped, que es como se miden las temperaturas oficiales, con el fin de poder compararlas. Con lo que en los termómetros callejeros veremos barbaridades del tipo de 45ºC o más ... ¡uf, qué sofocón! ... pero aquí en torno a 34ºC de máxima y unos 14ºC de mínima (ambas oficiales), unos 10ºC menos de mínima que en Madrid, donde no pegarán ojo en esas agobiantes noches.

Ayer, para estar a tono con estos calores, y recordar antiguas experiencias infantiles, estuve en un cine de verano, al aire libre, viendo "Los cuatrocientos golpes", de François Truffaut, su primera película, allá por 1959. Y regresé a la infancia, pues casi desde entonces no estaba en un cine de verano, y además porque algunas de las vivencias en la escuela de su protagonista me eran muy familiares.

Nos cuenta la historia de un niño, poco querido por sus padres, desconsiderado por sus profesores, con lo que su gran potencial de inteligencia es continuamente machacado por la falta de comprensión y cariño. Un niño viviendo en un auténtico desierto afectivo. Un severo rapapolvo a cierto tipo de educación caduca, y a esos padres que no se preocupan de sus hijos, que esperan que los demás (el estado, la escuela, ...) vele por ellos, cuando son ellos los primeros que deberían cuidarles y educarles. Un canto a la libertad, además. Muy buena película, que me hizo reir en numerosas ocasiones, por el candor e inocencia de sus situaciones. Todo un clásico, una de las películas con las que surgió el movimiento cinematográfico de la "Nouvelle vague" francesa.

Pues no cuatrocientas, sino cuatro, son las citas de sabiduría ajena para hoy:

 - "La lectura es la gran proveedora de argumentos, la clave para que los demás te escuchen".  (José Miguel Monzón).

 - "La misión de la madre no es servir de apoyo, sino hacer que ese apoyo sea innecesario".  (Dorothy Canfield Fisher).

 - "Felices aquellos años en los que Dios era el abuelo moviéndose por el desván".  (Umbral).

 - "Si somos dichosos no es por las alegrías, ni por los placeres, ni por las francachelas, compañeros en la frivolidad. Muchas veces encuentran también su felicidad, los espíritus maltratados, en la constancia y en la firmeza".  (Marco Tulio Cicerón).

Besos y abrazos,

Don.
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