20131006

Matutino cuentista

Lunes, 6 de septiembre de 2004

¡Buenos días!

Esta caprichosa meteorología nos está contando que estamos en verano, y es cierto, pues hace calorcito, pero la realidad es que el cielo no cesa de nublarse, y esto nos nubla las entendederas con un vapor de imaginativo cuento, según el cual trotan las deliciosas ninfas por entre los verdores de la ribera, a cada cual más lozano, y me van entrando ganas de convertirme en un sátiro y ponerme a perseguirlas por entre los vericuetos arbolados, y retozar, y retozar, ...

Pues como este cuento es cosa de fantasía, ayer tarde me fui al cine a que me contaran más cuentos, y estuve viendo el clásico japonés de 1953 "Cuentos de Tokio", de Yasujiro Ozu. Y de cuentista cuento no tuvo nada, fue toda una lección magistral de como funciona el alma humana, en este caso al respecto de las relaciones entre padres e hijos.

Nos cuenta la historia de unos ancianos padres que salen de su pueblo natal a ver como les va a sus hijos en el Tokio industrial durante la posguerra de la 2ª guerra mundial. Al principio parece una historia absolutamente trivial, pero poco a poco se va haciendo de una sutil, delicada e intimista densidad e intensidad. Todo un recetario de profunda sabiduría oriental, que también es universal.

Pues un poco más de sabiduría ajena, para que sepamos discernir entre los buenos y los malos cuentos que nos cuentan:

 - "El agradecimiento es una carga, y todos tienden a librarse de ella".  (Diderot).

 - "De entre los pecados mayores que los hombres pueden cometer, aunque algunos opinen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndome a lo que suele decirse de que de desagradecidos está el infierno lleno".  (Miguel de Cervantes).

 - "No es el ingenio sutil el que forma las naciones; más bien son los caracteres austeros y firmes".  (Massimo D'Azeglio).

 - "Sólo es útil el conocimiento que nos hace mejores".  (Sócrates).

"Arí gató". Besos y abrazos ... "sayonara",

Don.
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