Jueves, 9 de septiembre de
2004
¡Buenos días!
Cielo azul, profundo azul
celeste, celeste que imagino debido a la regata de nubes navegando, deslizándose
levemente por la superficie celeste, sin miedo al abismo. Clima cálido y
húmedo, impropio de esta árida meseta, que más parece que estemos a la vera del
mar, en lugar de a la vera de la ribera del Arlanzón, que como dicen del
Manzanares, a veces me parece un aprendiz de río ... cosas del estiaje ... Pero
no importa, sigamos adentrándonos esta dulce mañanita por los vericuetos de
nuestra efervescente imaginación, especie de salvavidas de la a veces
tormentosa (incluso huracanada) realidad.
Pues ayer tarde volví a
adentrarme en los etéreos mundos cinematográficos, en los que fluyo con la
naturalidad de un velero disfrutando de cada ráfaga de brisa que me empuja
quien sabe donde. Estuve viendo "Mar adentro",
de Alejándro Amenábar, y con Javier Bardem, Belén Rueda y Lola Dueñas.
Muy buena película, que
concursa en el Festival de Venecia, sobre el tetrapléjico Ramón Sampedro, el
primero que presentó ante los tribunales españoles una demanda para que le
permitieran su eutanasia, ya que él mismo no podía (obviamente) suicidarse.
Perdió ... pero le suicidaron unos amigos clandestinamente. La película es
hermosa, con unas muy buenas disquisiciones filosóficas (todo un filósofo-poeta
este Ramón), algunas con cierto grado de socarronería. De ponerle un pequeño
pero a este film, tal vez, según mi particular gusto, el exceso de sensiblería,
quizás una concesión a las buenísimas taquillas que está haciendo esta película
nada más estrenarse; sin embargo no fue demasiada y solo pocas veces.
Como he leído por ahí, es
una película que nos habla del deseo de morir, pero de la que sales con un
enorme amor por la vida. Es posible ... pero en este sentido sigo prefiriendo
la excepcional y preciosísima "Mi vida sin mí", de Isabel Coixet, que
ya os glosé en su momento, y que nos habla de la muerte inevitable y de como
enfrentarse positivamente a ella ... ya sé que para todos nosotros toda muerte
es inevitable, me refiero a la que sucede súbitamente, a deshora, antes de
tiempo, como eso que se dice de que las guerras son algo terrible pues alteran
el orden natural de las cosas, como que los hijos mueran antes que los padres.
Bueno, basta ya de ... mejor
adentrémonos en la sabiduría ajena, que tal vez nos ayude a conocernos y
conocer el resto:
- "Donde hay gran amor, hay gran
dolor". (refrán).
- "Quien no tiene nada, nada tiene que
perder". (refrán).
- "Procuremos no hacer de las molestias
de la vida catástrofes; debemos intentar tener las catástrofes como molestias
nada más". (Enrique Miret Magdalena).
- "Sí, la vida es eso. Por muy atrás o
muy adelante que se mire. Una pertinaz llama en la barbacoa de los huesos, esa
necesidad de andar un poco más de lo posible, de resistir hasta el fin, de
cruzar una raya, un límite, de durar todavía, más allá de toda desesperanza y
resignación". (Augusto Roa Bastos).
- "Antes de juzgar al prójimo pongámosle
en nuestro lugar y nosotros en el suyo. De seguro nuestro juicio será entonces
más recto y equitativo". (San
Francisco de Sales).
Y esto mismo es justamente
lo que pretende y consigue esta película, que nos pongamos en la piel de Ramón
Sampedro y le entendamos, y enjuiciemos la situación con mayor equidad, con
independencia de que optáramos por su solución (la muerte nos hará libres) o
por lo que se desprende la cita de Augusto Roa Bastos.
Besos y abrazos,
Don.
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