20131005

Matutino adentro

Jueves, 9 de septiembre de 2004

¡Buenos días!

Cielo azul, profundo azul celeste, celeste que imagino debido a la regata de nubes navegando, deslizándose levemente por la superficie celeste, sin miedo al abismo. Clima cálido y húmedo, impropio de esta árida meseta, que más parece que estemos a la vera del mar, en lugar de a la vera de la ribera del Arlanzón, que como dicen del Manzanares, a veces me parece un aprendiz de río ... cosas del estiaje ... Pero no importa, sigamos adentrándonos esta dulce mañanita por los vericuetos de nuestra efervescente imaginación, especie de salvavidas de la a veces tormentosa (incluso huracanada) realidad.

Pues ayer tarde volví a adentrarme en los etéreos mundos cinematográficos, en los que fluyo con la naturalidad de un velero disfrutando de cada ráfaga de brisa que me empuja quien sabe donde. Estuve viendo "Mar adentro", de Alejándro Amenábar, y con Javier Bardem, Belén Rueda y Lola Dueñas.

Muy buena película, que concursa en el Festival de Venecia, sobre el tetrapléjico Ramón Sampedro, el primero que presentó ante los tribunales españoles una demanda para que le permitieran su eutanasia, ya que él mismo no podía (obviamente) suicidarse. Perdió ... pero le suicidaron unos amigos clandestinamente. La película es hermosa, con unas muy buenas disquisiciones filosóficas (todo un filósofo-poeta este Ramón), algunas con cierto grado de socarronería. De ponerle un pequeño pero a este film, tal vez, según mi particular gusto, el exceso de sensiblería, quizás una concesión a las buenísimas taquillas que está haciendo esta película nada más estrenarse; sin embargo no fue demasiada y solo pocas veces.

Como he leído por ahí, es una película que nos habla del deseo de morir, pero de la que sales con un enorme amor por la vida. Es posible ... pero en este sentido sigo prefiriendo la excepcional y preciosísima "Mi vida sin mí", de Isabel Coixet, que ya os glosé en su momento, y que nos habla de la muerte inevitable y de como enfrentarse positivamente a ella ... ya sé que para todos nosotros toda muerte es inevitable, me refiero a la que sucede súbitamente, a deshora, antes de tiempo, como eso que se dice de que las guerras son algo terrible pues alteran el orden natural de las cosas, como que los hijos mueran antes que los padres.

Bueno, basta ya de ... mejor adentrémonos en la sabiduría ajena, que tal vez nos ayude a conocernos y conocer el resto:

 - "Donde hay gran amor, hay gran dolor".  (refrán).

 - "Quien no tiene nada, nada tiene que perder".  (refrán).

 - "Procuremos no hacer de las molestias de la vida catástrofes; debemos intentar tener las catástrofes como molestias nada más".  (Enrique Miret Magdalena).

 - "Sí, la vida es eso. Por muy atrás o muy adelante que se mire. Una pertinaz llama en la barbacoa de los huesos, esa necesidad de andar un poco más de lo posible, de resistir hasta el fin, de cruzar una raya, un límite, de durar todavía, más allá de toda desesperanza y resignación".  (Augusto Roa Bastos).

 - "Antes de juzgar al prójimo pongámosle en nuestro lugar y nosotros en el suyo. De seguro nuestro juicio será entonces más recto y equitativo".  (San Francisco de Sales).

Y esto mismo es justamente lo que pretende y consigue esta película, que nos pongamos en la piel de Ramón Sampedro y le entendamos, y enjuiciemos la situación con mayor equidad, con independencia de que optáramos por su solución (la muerte nos hará libres) o por lo que se desprende la cita de Augusto Roa Bastos.

Besos y abrazos,

Don.
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