20130905

Una imagen matutina

Martes, 9 de noviembre de 2004

¡Buenos días!

Otro arrebatador día de hermosura otoñal, preciosa imagen que veo a través de mi ventanal, con esa pasmosa belleza del puntillista y colorido cuadro, básicamente verdes, amarillos y ocres, sobre fondo gris plomizo, que aguijonea con dulzura mis pupilas. Pero, ¿es real esta imagen, o solo un reflejo neuronal? ... Porque, bien mirado (quiero decir, mal mirado), el otoño es casposo, es decir, las hojas en las copas parecen canas y las que alfombran la ribera parecen ocre caspa ... ¿será que, a pesar de las apariencias, la otoñal ribera deja traslucir su hermosa alma y eso es lo que veo o creo ver? ... ¿podemos realmente modificar a través de nuestras neuronas la parte fea (o la hermosa) de la realidad según nuestro estado de ánimo o viceversa? ... ¿estamos guiados tan solo por la apariencia? ... ¡que cada uno se dé sus propias respuestas! ...

Respuestas apenas dio, pero en cierto modo similares cuestiones sí que se planteaba la buena, buenísima, estupenda película que vi ayer tarde en el cine. Se trató de "Como una imagen", de Agnès Jaoui, y con Marilou Berry, Agnès Jaoui y Jean Pierre Bacri (éste, también coguionista, junto con la actriz-directora). Y esa secuencia progresivamente creciente de halagos a esta película es debido a las sensaciones que tuve. Al principio se aparentó aburrida y anodina, pues nos retrata una serie de intranscendentes sucesos de la cotidianeidad de personajes de la clase media y de sus relaciones, pero poco a poco se fue aquilatando, ganando en densidad, en sutil densidad ... ¡qué paradoja, aparente paradoja! ... y terminó cautivándome.

Nos cuenta la historia de varios personajes, centrados en torno a un escritor y su hija mayor, aparentemente felices (la hija no tanto, debido al despreocupado padre), pero en ligera crisis vital, descontentos con lo que les ha tocado vivir, adorando las imágenes que ven enfrente, que siempre parecen mejores que las suyas propias. Una visión de las pequeñas miserias humanas, desde la óptica de una mujer muy inteligente (y bella), como lo es Agnès, toda una socio-psicóloga (sin olvidarme de su masculino coguionista, éste bastante feote).

En definitiva, una esperanzada crítica a esta sociedad que nos ha tocado vivir, en la que priman las apariencias. En cierto modo, es la imagen positiva de la misma realidad (la hipocresía de la burguesía) que retrata, desde su lado más tremebundo y negro, el breve relato que leí este fin de semana: "Sonata a Kreutzer", de León Tolstoi. Película y relato son como la materia y la antimateria del mismo universo, el enfoque femenino actual y el masculino decimonónico, la esperanza de que algunas cosas pueden cambiar a mejor y el negro escepticismo, ...

Bueno, pues para ayudarnos a matizar y comprender algo mejor esta procelosa vida, que a veces parece un sueño y otras una pesadilla, nada como un poquito más de sabiduría ajena:

 - "El tacto consiste en saber cuan lejos podemos pasarnos de la raya".  (Anónimo).

 - "El placer más grande de la vida es hacer en secreto una buena acción y que se descubra como por casualidad".  (Charles Lamb).

 - "El entusiasmo es el pan diario de la juventud. El escepticismo, el vino diario de la vejez".  (???).

 - "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".  (Santiago Ramón y Cajal).

Besos y abrazos,

Don.
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