Martes, 23 de noviembre de
2004
¡Buenos días!
Pues sí, la estacionalidad
es muy propia de estos matutinos, no solo por sus cíclicos vaivenes climáticos,
tanto los de la naturaleza como los anímicos, sino también porque el clima
meteorológico forma una parte esencial de ellos. Esta mañana, como estos
últimos días, hemos tenido niebla, espesa niebla; luego se fue diluyendo como
neblina, y ahora, tras muchos días sin verle, se nos asoma un vivificante y
esplendoroso solecito de otoño. Espectacular y hermosa vista de la ribera ...
me consolaré solo con verla y disfrutarla así, que si intento agarrarla y
poseerla, muy probablemente se me escurra y desintegre por entre mis dedos como
el agua corriente del río que alberga, el Arlanzón.
Pues durante la neblinosa
tarde-noche de ayer me encaminé de nuevo al cine con la esperanza de cambiar la
modulación de mis propias oscilaciones estacionales del ánimo (eso de los
ciclos circadianos vitales y demás). Estuve viendo la producción
germano-coreana "Primavera, verano, otoño, invierno, y ...
primavera", de Kim Ki Duk.
Hermosa y extraña película
sobre un monje budista y su discípulo, discípulo que empieza siendo niño y le
vemos hasta su madurez, con todos sus vaivenes estacionales ... y vuelta a
empezar el ciclo, pues éste, ya mayor, coge a otro niño como discípulo. Es muy
evidente la relación entre las estaciones y la vida de la gente, aunque no por
eso deje de ser sabia y bellísima la película, de una ingenua belleza, lo que
no quiere decir simple, pues encierra un montón de sabiduría budista.
Es una especie de alegoría
de la vida, de una serenidad y parsimonia, visual y auditiva (apenas hay
diálogos), impactante. Además del postulado de que la vida es así, que hay que
aceptarla como viene, que es cíclica, y de las enseñanzas que da el maestro
para tratar de vivir en armonía con nosotros mismos y con el resto del mundo,
también nos habla de lo nefasto que es la posesión, que quien anhela
vehementemente poseer algo, de hacerlo exclusiva y excluyentemente suyo (un
animal, una persona amada, un Dios, una religión, ...), no conseguirá otra
cosa, casi con total seguridad, que destruirla y autodestruirse. En definitiva,
sabia y hermosa película.
Pues ahí va otro poquito más
de sabiduría ajena, amén de la que ya contiene y destila el film glosado hoy:
- "Un rico que dona todo lo que tiene, se
queda pobre; un sabio que enseña todo lo que sabe, acrecienta el caudal de sus
conocimientos. Divino privilegio el de la inteligencia al multiplicarse por el
tiempo y por el espacio".
(Concepción Arenal).
- "Llegué por el dolor a la alegría, supe
por el dolor que el alma existe. Por el dolor, allá en mi reino triste, un
misterioso sol amanecía".
(Francisco Brines).
- "Quien mira hacia afuera, sueña. Quien
mira hacia adentro, despierta".
(Carl Jung).
- "El que estando enfadado impone un
castigo, no corrige sino que se venga".
(Montaigne).
- "Igual que la temperatura física, con
sus variaciones, señala la aparición de las plantas, existe una especie de
temperatura, de clima moral que con sus variaciones estipula la aparición de
ciertas expresiones artísticas".
(Hippolyte Taine).
Besos y abrazos,
Don.
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