Viernes, 7 de enero de 2005
¡Buenos días!
Efectivamente, sí, en días
como hoy es tremendamente importante aderezar el matutino con un equilibrado cóctel
de especias para saborear con delicia la gelidísima mañana y mediodía que
tenemos (no subimos más allá de -1ºC), perfectamente salseada con una buena
niebla que difumina los sabores, quiero decir, las visiones de la siempre
esplendorosa ribera del Arlanzón, que no sé si será por el frío, pero me parece
que me sonríe insinuadora. Tantearemos el percal, a ver que pasa, a ver si se
deja saborear.
Anteanoche, poco antes de
que los Reyes Magos pasaran de largo por mi casa burgalesa, pues como fui muy
bueno me dejaron mi regalo con antelación (el 30 de enero) mientras estaba en
"los madriles", fui a ver la película greco-turca "Un
toque de canela", de Tassos Boulmetis, y con George Corraface.
Muy buena película, que por bastantes cosas me recordó a las estupendísimas
novela y película mexicanas de "Como agua para chocolate", de Laura
Esquivel y Alfonso Arau, respectivamente.
Muy bonita película que nos
muestra lecciones de vida, de bien vivir, a través del tamiz de la gastronomía;
de la importancia de una buena y equilibrada mezcla de ingredientes para que
elementos tan dispares como los ingredientes de una comida encajen
perfectamente en nuestros paladares, para lo que ayuda mucho un buen toque de
diversas especias... y por extensión, de las implicaciones de esto en la buena
convivencia entre distintos (griegos y turcos en el caso del film).
Ayer por la tarde, volví al
cine, y estuve viendo "La importancia de llamarse Ernesto",
de Oliver Parker, basada en la obra homónima de Oscar Wilde, y con Rupert
Everett, Colin Firth, Frances O'Connor, y Reese Witherspoon. Buena película,
donde lo mejor estuvo en la historia del genial Oscar Wilde, de profundo, dulce
(a ratos, aparentemente cursi), ambiguo y demoledor sarcasmo, con el que solté
unas cuantas carcajadotas (yo solo, pues parecía que el resto de la sala no
cazaba las ironías); una severa crítica a la hipocresía social y a la desmedida
importancia que da la sociedad a la apariencia, por encima de lo evidente.
Además de en general, nos
habla muy acertada y aceradamente de la apariencia en las relaciones amorosas,
de que muchas veces nos enamoramos por trivialidades, que es lo que desencadena
nuestra pasión amorosa, y despreciamos los verdaderos valores del otro. En el
caso de la historia, el hecho de que un hombre se llame Ernesto desencadena en
las mujeres protagonistas una irrefrenable pasión amorosa hacia ellos, aunque
ese no sea su verdadero nombre ... y luego viene el problema cuando la verdad
se descubre.
Pues ahora un poquito de
sabiduría ajena, un importantísimo aderezo, gracias al cual podremos saborear
con mayor placer esta apasionante vida:
- "Los solteros deberían pagar impuestos
más altos; no es justo que algunos hombres sean más felices que
otros". (Oscar Wilde).
- "No te cases por dinero. Cualquier
usurero te dará un crédito más barato".
(Proverbio escocés).
- "En la antigüedad, los sacrificios se
hacían ante el altar ... Actualmente, esa costumbre perdura". (Helen Rowland).
- "El hombre enamorado no lo nota, pero
con el tiempo se vuelve idiota".
(Anónimo).
- "Los errores del hombre son
especialmente los que le hacen digno de amor". (Goethe).
Para rematar, ahí va lo
verdaderamente importante, por encima de apariencias:
- "Lo importante es no dejar de hacerse
preguntas". (Albert Einstein).
Besos y abrazos,
Don.
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