Miércoles, 18 de octubre de
2000
¡Buenos días!
Y el tiempo sigue mejorando
por estas tierras, y se nos ha quedado una mañanita deliciosa. Nada de
brisillas rasponcillas y un sol radiante instalado en una luminosa bóveda
celeste. Disfrutemos del entorno, que los meteorólogos anuncian lluvias para
los próximos días, al menos en la mitad norte.
Ayer vi en vídeo, que
alguien me dejó, la peli "Lo que queda del día"
de James Ivory, con Anthony Hopkins y Emma Thompson, una exquisita película, y
que me recordó, por lo exquisito, a "Sentido y sensibilidad" de Ang
Lee y con Emma Thompson también (peli de la que ya os hablé maravillas), y a
"La edad de la inocencia" de Martin Scorsese.
De verdad, una deliciosa
película, con exquisitez sobria y contenida, con un tempo lento, estéticamente
preciosa. Emociones a flor de piel, pero fluyendo entre meandros, con
parsimonia. El caso es que al principio no me enganchó, pero poco a poco pudo
conmigo, pues es extremadamente sutil, y ayer estaba levemente espeso. Trata
diversos temas: nuestras prevenciones sentimentales, el sentido del deber, ...
Con respecto del primer tema
citado, éste tiene mucho, mucho que ver, pero a la inversa de lo que sucede en
la peli, con el pensamiento de Séneca que os lancé a la palestra cibernética
antes de ayer:
- "Sea esta la regla de nuestra vida:
decir lo que sentimos, sentir lo que decimos; en suma, que la palabra vaya de
acuerdo con los hechos".
Además tiene que ver con el
siguiente pensamiento de Voltaire:
- "Quien sabe limitar sus deseos, es
siempre riquísimo"
Parte de verdad encierra
esta cita, pero en el aspecto sentimental creo que no es así, y en la peli los
dos personajes principales, por hacer caso de esta frase de Voltaire, en el
aspecto sentimental, insisto, acabaron siendo pobres sentimentalmente hablando.
Besos y abrazos,
Don.
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