Miércoles, 20 de marzo de
2002
¡Buenos días!
A pesar de los soleados
pronósticos meteorológicos para estos días, aquí, a la vera del Arlanzón,
continuamos con ilimitados días de nubes y neblinas. El caso es que el paso de
hoy por el equinoccio primaveral, a eso de las 19:00 horas, ya ha provocado el
verdoso e incipiente desmelenamiento de algún precoz arbolillo de la ribera, y
da un colorista tono en estos interminables y grises días. De aquí a que la
mayoría de nuestros naturales humores nos salgan a borbotones, tanto a plantas
como a animales, no queda prácticamente nada. Cada uno a su tiempo.
Pues en estos días de
ausencia matutino-vespertina, debido al puente que un tal San José ha construido
estos días, o algo así, ... ¿pero es que os fuisteis todos de mirones a la
obra? ... , tengo tres eventos culturales que glosaros. Iré por orden
cronológico:
El domingo estuve en el
teatro viendo "Globobalizados" del grupo teatral
"La folía", una crítica a este mundo globalizado hacia el que
caminamos, aunque también a los que critican esto en su totalidad, pues aunque
tiene muchas zonas oscuras, algunas facetas son muy interesantes. Lo malo es
que el mundo político y económico se centran solo en la "pela",
bueno, en el euro o en la divisa que sea, y en todas sus derivaciones, que tan
solo son una pequeña parte del asunto. No estuvo mal, aunque no me entusiasmó.
El lunes estuve viendo una
de las mejores películas que he visto en varios meses, "En la
ciudad sin límites", de Antonio Hernández, y con Leonardo
Sbaragglia, Fernando Fernán Gómez, Ana Fernández, Geraldine Chaplin, entre
muchos otros. Excepcional película, con preciosas imágenes y música (de Victor
Reyes), con tempo lento, para mejor disfrutar de ella, con intriga para
atraparte, y muy, muy emotiva, especialmente hacia el final. Historia de amor
paterno-filial.
Y ayer vi "Hable
con ella" de Pedro Almodóvar, y con Javier Cámara, Darío
Grandinetti, Leonor Watling y Rosario Flores, entre otros, varios de los cuales
están también en la anterior peli. Muy, muy buena, pero lo malo es que la vi
seguida de la del lunes y, por comparación, me gustó un poquito menos. Como el
título apunta, nos cuenta que ser dicharacheros, hablar mucho, puede ser muy
necesario para nuestro bienestar, como tal vez esté haciendo virtualmente con
estos matutinos, en especial con éste, que se está haciendo muy largo, aunque
no llegue a ser ilimitado.
Y para limitar este
matutino, acabemos con las consabidas frases de sabiduría ajena:
- "Jamás sin dolor profundo produjo el
hombre obras verdaderamente bellas"
(J. Martí).
- "La finalidad del arte es dar cuerpo a
la esencia de las cosas"
(Aristóteles).
- "Durante la noche llegan a la
inteligencia del sabio los mejores pensamientos" (Menandro).
Y a la inteligencia de
muchos de nosotros, diría yo, aunque no seamos sabios.
Besos y abrazos,
Don.
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