Jueves, 28 de febrero de
2002
¡Buenos días!
Hoy parece como si el sol
hubiese reñido con la luna y se niega a aparecer ante nuestros ojos como suele,
radiante y luminoso, y se empecina en esconderse tras un manto de grises nubes.
El caso es que, sin embargo, aunque la temperatura sigue bajando poco a poco,
como Eolo parece que nos ha dado tregua, la sensación térmica no es
desagradable.
Y yo, un tipo pacífico en
general, al que no le gustan las guerras, absolutamente, ni las pelis de ese
género, en general, me fui ayer tarde a ver al cine, "Black Hawk:
derribado", de Ridley Scott, un director que ha hecho de las
mejores pelis que he visto en mi vida, y creo que la que más me ha gustado
jamás, "Blade Runner". Fui a verla por él, pues rara es la peli
bélica que me entusiasma. Que recuerde, y a modo de ejemplo, "Senderos de
gloria" de Stanley Kubrick, "Johny cogió su fusil" de Dalton
Trumbo, y la candidata bosnia de este año al Óscar a la mejor extranjera,
"En tierra de nadie".
Me gustaron mucho la banda
sonora, de Hans Zimmer (me encantan sus bandas sonoras), y también me
encantaron muchas de las imágenes, muy plásticas y bellas (algunas incluso a
pesar del horror que retratan). La historia destila un típico tufillo
épico-patriotero que no es de mi agrado, muy propio del género cinematográfico
bélico (hay honrosísimas excepciones), aunque levemente atemperado por cierto
espíritu crítico (esto si de mi agrado), aunque no pudo hacer de desodorante
con el tufillo. Aún así tuvo buenos momentos.
Y las frases de sabiduría
ajena para hoy son:
- "Un golpe no es ni será jamás sino un
daño físico que un hombre puede ocasionarle a otro, sin probar por ello sino
que es más fuerte o más ágil, o que el otro no estaba prevenido" (Séneca).
Demoledora sabiduría estoica
encierran estas palabras, que valen tanto para un roto como para un descosido,
es decir, léase tanto guerras como violencia doméstica, o lo que se os ocurra.
- "Todos estos humores, sectas, juicios
opiniones, leyes y costumbres nos enseñan a juzgar sanamente los nuestros y
educan al propio juicio a reconocer su imperfección y flaqueza natural: lo cual
no es un aprendizaje despreciable"
(Montaigne).
Besos y abrazos,
Don.
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