Lunes, 3 de febrero de 2003
¡Buenos días!
En pasados días los dioses
nos regalaron una lluvia de copos de "maná blanco" que tapizó
cualquier resquicio del suelo. Y fue tan generosa la lluvia de níveos copos de
"maná" que todavía perdura por doquier, ayudado por un divino clima,
casi paradisíaco, ya que estamos cerca de que no haga ni frío ni calor, tenemos
3ºC, con lo que casi, casi hace calorcito, o al menos así yo lo siento pues en
la calle me encuentro a gusto.
Ayer estuve en el cine
viendo una película brasileña, la candidata por ese país al Óscar a mejor peli
extranjera de este año, "Ciudad de Dios", de
Fernando Meirelles. Magnífica, estupenda, casi divina película que me
impresionó agradable y duramente. Agradablemente porque me pareció
excepcionalmente buena, y duramente porque la película es dura y contundente,
con muchos matices y aristas (casi más que las de un icosaedro), aristas desde
el punto de vista de diversos puntos de vista, y aristas desde el punto de
vista de aristas afiladas y cortantes, seccionadoras y analíticas de esta
realidad que nos ha tocado vivir.
Si vais a verla, dado lo
dura que es, os recomendaría que os asentarais bien los redaños, pues vuestras
vísceras, mucho más que vuestro corazón, serán removidos por esta demoledora
visión de la sociedad, especialmente de las clases menos favorecidas del mundo
(del primero, del segundo, y del tercer mundo, y del cuarto, y ...). El título
suena a irónico, aunque es el nombre de un barrio marginal que realmente existe
en Río de Janeiro, caldo de cultivo de la delincuencia. Es una especie de
película de gangsters, con una estética muy original.
Definitivamente, si no lo
creíais ya, se os borrará cualquier atisbo de que Dios existe, pues si
existiera tal y como nos lo contaron en el colegio, esto sería imposible que
sucediera. Ya solo nos queda confiar en la sensatez y sentido común del ser
humano (¿existe realmente tal cosa? ...).
Y como frases de sabiduría
ajena para hoy tenemos algunas sobre violencia como la que retrata el film y
que nuestros "líderes mundiales" no paran de regodearse en ella
(¡Dios, qué mundo nos ha tocado vivir!):
- "El hombre es muy inferior a la bestia
porque, mientras ésta mata sólo por necesidad, el hombre mata por necesidad,
por pasiones, por ideas, y por el gusto de matar". (Enrique Jardiel Poncela).
- "A veces se tropieza uno con hombres
tan brutos que se llega a pensar si quienes tendrán talento no serán las
mujeres". (Enrique Jardiel Poncela).
- "Pedir más retribución es justo; pedir
menos trabajo es humano; pedir más retribución y menos trabajo es
gollería". (Enrique Jardiel
Poncela).
- "Todo hombre que no tiene ganas de
trabajar se erige en jefe para organizar y vigilar el trabajo de los
demás". (Enrique Jardiel Poncela).
Besos y abrazos,
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