Martes, 16 de diciembre de
2003
¡Buenas tardes!
Pues eso podríais pensar
algunos de vosotros, que todo lo que cuento en estos matutino-vespertinos es
una total impostura, producto de mi efervescente imaginación. Y tal vez sea
así, por que cuando digo de lo plácido de estos días otoñales, o venís aquí a
comprobarlo o no hay manera de saber si es cierto o una proyección de mi sereno
estado de ánimo, con independencia del clima real, a pesar de mis agobios
laborales de ayer y de hoy (espero que mañana o pasado hayan cesado).
De hecho, cuando esta mañana
venía de una reunión en la Delegación de Hacienda, paseaba tranquilamente hacia
mi oficina y disfrutaba del paseo, cuando me he cruzado con algunos compañeros
que salían a tomar el cafetito de media mañana y me decían que me iba a
resfriar, mientras ellos se arrebujaban en sus abrigos y bufandas (hace 2ºC),
pero el caso es que yo, con mi vestimenta abierta de par en par, no siento frío
y considero que hace un delicioso día, entre soleado y neblinoso, y con ligera
brisa.
Y ayer estuve en el cine
viendo la última película de Ridley Scott, "Los impostores"
("The matchstick men"), y con Nicolas Cage, Alison Lohman y Sam
Rockwell. Ya sabéis que este director ha hecho la película que considero la
mejor de todas las que he visto, "Blade runner", que junto con
"Los duelistas" y "Alien", sus tres primeras películas,
considero obras maestras (especialmente las dos primeras citadas). Últimamente,
salvo "Thelma y Louise", y "Gladiator", buenísimas, ha
hecho películas bastante normalitas, pero siempre con cierto sello de calidad
(es mi opinión).
Pero centrándonos en la que
vi ayer, muy buena película, algo irregular, que nos cuenta la historia de unos
timadores de poca monta (uno de los cuales es un maniático obsesivo-compulsivo)
que se meten en mayores empresas (con lo que me recordó muchísimo a "Nueve
reinas", también muy buena, aunque ésta con un trasfondo añadido de
crítica socio-política a la actual situación argentina). Aunque también nos
habla de buenas relaciones paterno-filiales, y de saber encajar con elegancia
los avatares vitales, y de otras cosas que no digo para no desvelar el final.
Y un poco de sabiduría ajena
con la que sortear algo mejor esas imposturas vitales que nos rodean:
- "A veces es imprescindible hacerse el
tonto para evitar ser engañados por los sujetos demasiado listos". (François de la Rochefoucauld).
- "El entendimiento es la conciencia de
la verdad, y el que llega a perderla entre las mentiras de su vida es como si
se perdiera a si mismo, porque nunca volverá a encontrarse ni a conocerse, y él
mismo vendrá a ser otra mentira".
(Jacinto Benavente).
Besos y abrazos (nada
impostados),
Don.
_____
No hay comentarios:
Publicar un comentario