20140103

Matutino de guerra y paz

Martes, 9 de diciembre de 2003

¡Buenos días!

No es que esté emulando a León Tolstoi, sino que ando en guerra contra Morfeo, quien no para de asediarme con bostezos y ensoñaciones mientras trato de mantener abiertos los ojos. Quizás termine claudicando, que no es bueno tanto tiempo seguido de confrontación, con lo que conseguiré una paz similar a la climatológica de estos últimos días. Sereno final del otoño.

Este largo fin de semana he visto dos películas en el cine. La primera, por orden cronológico, fue "Master and Comander", de Peter Weir, y con Russell Crowe. Buena y emocionante película de aventuras, truculenta a veces, sobre las luchas entre un barco inglés y un corsario francés, allá por los inicios del siglo XIX.

Y ayer lunes, también festivo, estuve viendo "Samsara", de Pan Nalin, creo, una muy buena película hindú que se desarrolla en el Tibet indio. Historia de un lama budista con dudas religiosas (básicamente, no puede con el voto del celibato) que abandona el convento para buscar su camino vital. La película fue en progresión, de menos a más; pues el inicio, salvo la primera escena, un tanto metafórica, me pareció insulso y anodino, a pesar de la serena hermosura de los paisajes del Himalaya. Sin embargo, fue en progresión continua, y el final fue esplendoroso. Además de unas bellas imágenes y una buena banda sonora, la película estaba trufada de preciosas perlas de sabiduría budista, todo lo cual imbuía en mí una gran paz y serenidad, a la vez que me hacía meditar (no en el aspecto místico del término, sino en el puramente racional).

Por tanto, no penséis que era una película para captar adeptos al budismo, sino que como creí ver en la escena del inicio, en la que un águila atizaba una pedrada a un borrego, toda la película era un aldabonazo de un espíritu libre contra todos esos borregos que siguen ciegamente unas consignas sin pararse a pensar ellos mismos si es realmente lo que ellos quieren (en este caso consignas religiosas, pero que puede extenderse a cualquier otra faceta vital). En definitiva, que la película da mucho que pensar.

Y como ración de sabiduría ajena para hoy, para empezar, una historia de Anthony de Mello en relación con la película de Samsara:
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"En cierta ocasión se quejaba un discípulo a su maestro de que siempre les contaba historias pero jamás les revelaba su significado. El maestro le replicó:

 - ¿Te gustaría que alguien te ofreciera fruta y la masticara antes de dártela?

Nadie puede descubrir tu propio significado en tu lugar, ni siquiera el maestro."  (Anthony de Mello).
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Y seguimos con otras también en cierta relación con ella:

 - "Si no conseguimos despreciar el placer mediante la razón y la sabiduría, debemos de estarle muy agradecidos a la vejez que ha conseguido que no nos apetezca lo que no nos conviene ... No solo no es un defecto, sino que es motivo de reconocimiento a la vejez, el que no persiga con afán los placeres. Se abstiene de banquetes, de mesas abundantes y de bebidas frecuentes, luego también se libra de borracheras, indigestiones e insomnios".  (Marco Tulio Cicerón).

 - "Los viejos son pesados, curiosos, iracundos, difíciles, pero estos no son fallos de la vejez, sino del carácter ... Del mismo modo que no todo el vino se avinagra con la edad, tampoco lo hace el carácter".  (Marco Tulio Cicerón).

Besos y abrazos,

Don.
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