Miércoles, 5 de noviembre de
2003
¡Buenos días!
Como bien sabéis por estos
matutinos, siento debilidad, flaqueza por la generosa hermosura de esta ribera
del río Arlanzón burgalés, muy especialmente en estos días de sereno apogeo
otoñal. Es tanta la belleza que destila que me deja inerme, sin fuerzas para
otra cosa, con esa agradable sensación de abandono que producen las cosas
bonitas, porque no tienes miedo de sufrir daño, pues lo bello, lo
verdaderamente bello, es inofensivo, ya que en el momento en que no lo sea, en
ese mismo instante dejará de ser hermoso ... hermosura que tal vez recupere una
vez pasado el tiempo de maldad.
Y en este estado de ánimo,
me animé a ver la película más apropiada, otro peliculón más que apuntarme a
mis entendederas, "La flaqueza del bolchevique",
de Manuel Martín Cuenca, basado en la novela homónima de Lorenzo Silva, creo,
finalista del Premio Nadal de hace 6 años, y con Luis Tosar y una deliciosa y
adorable jovencita llamada María Valverde. Ambos bordan sus papeles.
Estupenda, maravillosa
película sobre un aburrido y asqueado yuppie, ejecutivo agresivo, un tanto
"cabrón-hijoputa", y de una deliciosa adolescente con la cabeza muy
bien amueblada, que se enamoran.
Pero la película va mucho
más allá de esa probable relación morbosa, pues se trata de amor puro, casi
platónico. Nos habla de "cabrones-hijoputas" con buen corazón, que
con el amor se dulcifican, de "cabronas-hijoputas" (no es el caso de
la hermosísima protagonista) que no miden las consecuencias de su rencor, pero
transcendiendo de sexos y clases sociales. También nos habla de trepas y gente
asqueada de esto, de "zombies" (como esos de que habla el correo que
os acabo de enviar hace un rato), y de muchas otras cosas, muy sutilmente
contadas, con tempo lento, con el estilo fílmico que a mí más me gusta.
Tiene una buenísima banda
sonora, una curiosa mezcla de música tranquila y canciones heavy metal del grupo
Extremoduro ... y una de las cosas que más me gustaron: los apabullantes
paisajes otoñales de Madrid. Tal vez sea el enfoque de la cámara, tal vez mi
enfoque mental (la ribera del Arlanzón ayuda lo suyo), pero el caso es que
redescubrí la belleza de mi pueblo natal, con unos ensoñadores parques y
jardines, muy especialmente mi bien amado Parque del Retiro, por el que retozaba
en mi adolescencia y primera juventud. Os la recomiendo vivamente.
Y un poco de sabiduría ajena
con la que terminar de aderezar este matutino, a modo de tónico reconfortante
o, mejor, medicina homeopática con la que aliviar un poco nuestras debilidades,
como las de "Bolchevique", el protagonista del film:
- "La razón se hace adulta y vieja; el
corazón permanece siempre niño".
(Ippolito Nievo).
- "Si la pasión, si la locura no pasaran
alguna vez por las almas: ¿Qué valdría la vida?". (Jacinto Benavente).
- "Sin pasión, el hombre sólo es una
fuerza latente que espera una posibilidad, como el pedernal el choque del
hierro, para lanzar chispas de luz".
(Henry F. Amiel).
- "No reside el arte en seducir a una
muchacha, sino encontrar a una digna de ser seducida". (Kierkegaard).
- "La felicidad escucha mal las
amonestaciones de la prudencia; es demasiado ciega y arrogante para ver los
precipicios bajo las flores que alfombran su camino. Ella posee la sabiduría de
gozar y desprecia todas las demás".
(Concepción Arenal).
- "El amor no quiere ser agradecido ni
quiere ser compadecido. El amor quiere ser amado porque sí y no por razón
alguna, por muy noble que ésta sea".
(Miguel de Unamuno).
- "Vivid intensamente la vida, no dejéis
pasar un instante sin decir: el momento ha sido mío, he saboreado toda su
dicha, he bebido hasta la última gota de su bálsamo. El tiempo es veloz, es
todavía más veloz que la suerte".
(Karl Theodor Körner).
Besos y abrazos,
Don.
_____
No hay comentarios:
Publicar un comentario