20130508

Matutina Arcadia

Jueves, 10 de noviembre de 2005

¡Buenos días!

Se da por sentado, es redundante, pues la ribera, al menos para mí, es siempre el reino de Arcadia, hedónico paraíso de inocencia y felicidad, anhelo de los poetas bucólico-pastoriles del renacimiento; y en estos días de pletórico otoño me lo pone todavía más fácil si cabe. Ni siquiera el ventarrón norteño me enfría mis ensoñaciones de andar retozando con hadas y ninfas por entre la áurea hojarasca, la de arriba y la de abajo, pues mi imaginación vuela o rastrea según el caso.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Arcadia" ("Le couperet"), irónico título en español, de Constantin Costa Gavras, y con José García y Karin Viard. Como pasaba en la película que os glosaba antes de ayer, la de Woody Allen, se trata de un cuento amoral sobre un parado de lujo (es un alto ejecutivo) y de lo que la desesperación le lleva a hacer para conseguir trabajar de nuevo. Sin la radicalidad de la historia fílmica, pero esas cosas ya se hacen en este deshumanizado mundo en proceso de deslocalización empresarial y globalización sin medida. Estupenda película, incomoda de ver para algunos, por lo que cuenta, aunque con unos pocos y reconfortantes toques de humor (humor negro, la mayoría) y que os hará remover algo vuestras conciencias.

Para bajarnos un poco de las nubes arcadias, nada como un poquito de sabiduría ajena que nos haga tomar algo de contacto con la realidad:

 - "En nuestro mundo ha pasado reiteradamente que cualquier viejo error, reconocido como tal y, en consecuencia, abandonado, al volver a entrar en juego al cabo de cierto tiempo, se acogió como una excelente y novísima verdad".  (Arturo Graf).

 - "Sustituyamos sabiamente a la esperanza de mañana el recuerdo de ayer, y veamos si tenemos razón en decir a propósito de todo: ¡cosas de este país".  (Mariano José de Larra).

 ... o ¡cosas de este mundo! ...

 - "Si no eres parte de la solución, ... eres parte del problema".  (Les Luthiers).

 - "Del atrevido nace el arrepentido".  (refrán).

Desde luego, en los cuentos amorales esto no sucede ...

Besos y abrazos,

Don.
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