20130304

La luminosa casa de los matutinos

Lunes, 15 de mayo de 2006

¡Buenos días!

Desde su más remoto origen, hace unos siete años, estos matutinos habitan en la diáfana morada de esta esplendorosa ribera del Arlanzón, hoy rabiosamente soleada, de tórrida primavera (este mediodía pasábamos ya de los 25ºC), nada agobiante a la sombra de cualquier árbol ribereño, donde mis adoradas hadas y ninfas retozan en su divertida rutina de cada día. Todavía queda para el 40 de mayo, pero ya sobra todo adorno textil. Ni que decir tiene que los sayos ... y las sayas ... también.

Ayer por la tarde estuve en el Teatro Principal de Burgos viendo una de esas obras maestras del teatro mundial. Se trató de la obra cumbre de Federico García Lorca, terminada de escribir tres meses antes de su asesinato, "La casa de Bernarda Alba", dirigida por Amelia Ochandiano, y con Margarita Lozano, María Galiana, Adriana Ugarte, Nuria Gallardo y Ruth Gabriel, entre varias otras estupendísimas actrices (en total 10). Ya la había leido en mi adolescencia (era una de esas obras de obligada lectura en el Bachillerato), y visto en una estupenda adaptación cinematográfica de Mario Camus en los años 80; pero nunca la había visto como debe ser, en un teatro.

Tal y como se desprende del subtítulo de la obra, "Drama de mujeres en los pueblos de España", nos muestra una realidad social de la España profunda hasta la primera mitad del siglo XX, bueno, según cuenta mi madre, hasta mediados de los años 70, más o menos; años de grandes cambios aquí, que terminaron con el luto socio-político de 40 años en el que nos sumergimos por aquel entonces.

Nos habla de opresión de la mujer, del totalitarismo y fanatismo de los que quieren conservar el poder establecido para no perder privilegios, de la rebeldía de algunos contra ese agobiante oscurantismo vital, a la vez que es una hermosísima exaltación del amor por la vida, sin absurdas ataduras morales, sociales y políticas.

Las frases lapidarias con las que acaba la obra, que te dejan un nudo en la garganta, son toda una premonición de lo que iba a suceder en España a partir de entonces (la obra se acabó de escribir en junio de 1936, poco antes del inicio de nuestra última Guerra Civil), y de lo que intuía que le ocurriría al propio Federico García Lorca:

 - "... Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! Nos hundiremos en un mar de luto. ¿Me habéis oido? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!". Telón.

Por supuesto, aquellos que no sepáis nada de esta obra, os recomendaría que la vieseis o leyeseis ya mismo. Es excepcional.

Ahora un poquito de sabiduría ajena que nos aporte algo de luz a los a veces oscuros misterios de la vida:

 - "Es bueno para la salud mostrar una imagen agradable, pero esto no depende tanto de responder a un modelo impuesto desde fuera, por la publicidad o las modas, comoa a un sentimiento íntimo de gusto".  (Emilia Arrebola y Manuel Lechado).

 - "Pídeles consejos a los viejos y a los jóvenes, pero sigue tu propio sentido común".  (Proverbio árabe).

 - "Cada uno merece ser apreciado por lo que hace, no por lo que dicen de él".  (Píndaro).

 - "Hacemos las reglas para los demás y las excepciones para nosotros mismos".  (Charles Lemesle).

 - "Las mujeres deberían tener más derechos que los hombres, porque también tienen más deberes para con la naturaleza".  (Pío Baroja).

Besos y abrazos,

Don.
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