Lunes, 29 de abril de 2002
¡Buenos días!
Estos deliciosos días
primaverales, adorablemente cálidos en Madrid, y adorablemente fresquitos en
Burgos, me tienen la pituitaria desbocada, y con tendencia al crecimiento
desmesurado para mejor poder apreciar la bienoliente primavera, con todas sus
flores, vegetales y mujeriles, emanando y regalándonos sus más exquisitos
aromas por doquiera que transite.
Y ayer tarde estuve en el
Teatro Principal burgalés escuchando a Franco
"Nappiatto", ... digo Battiato. Extrañas y
poéticas canciones las de este curioso tipo, con unas letras originalísimas y
que destilan inteligencia. Todo esto pude apreciarlo en su italiano natal, de
lo que pude capiscar (bastante, pues es fácil), así como en español, francés e
inglés, que este "Nappiatto" es todo un políglota. Además, la música
era muy buena, ligeramente extraña, y llena de eclecticismo.
Este Battiato, con su serio
aire de futurista monje, con esa nariz a un rostro pegada, que diría Quevedo de
Góngora, despertó pasiones en el habitualmente frío público burgalés. De hecho,
el teatro casi se viene abajo, lleno de enfervorecida juventud (extraño, pues
este Battiato ronda la sesentena). Ha sido la vez que más arrebatado he visto
al público burgalés. Lo único negativo, es que no tiene una gran voz (hasta yo
lo hubiera hecho, al menos, igual que él), agravado por una incipiente afonía;
pero no importó, pues su música y el contenido de las letras lo suplió con
creces.
Y de acuerdo con la más
candente actualidad (básicamente internacional), ahí van dos muy sabias frases
ajenas:
- "Cuando la lucha entre facciones es
intensa, el político se interesa no por todo el pueblo, sino por el sector a
que él pertenece. Los demás son, a su juicio, extranjeros, enemigos e incluso
piratas" (Thomas Babington, Lord
Macaulay).
- "La diplomacia, aparte de inspirarse en
la astucia y en la hipocresía, a veces resuelve conflictos muy
graves" (Anónimo).
Besos y abrazos,
Don.
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