20140608

Evocador matutino a su libre albedrío

Miércoles, 24 de abril de 2002

¡Buenos días!

Ya sí, por fin, todos los árboles de la ribera del Arlanzón visten sus mejores, radiantemente verdes y juveniles galas para recibir y continuar agasajando a estos esplendorosos días de primavera, cálidos y envolventes, evocadores de paraísos alejados o cercanos (en el espacio o en el tiempo), incitadores de ejercer nuestro libre albedrío, con la inconsciencia propia de la infancia y juventud, con esa vitalidad propia de todo lo que surge y empieza a vivir.

Ayer fue la fiesta autonómica en Castilla y León, y no acudí a mi cita matutina, por lo que hoy os comentaré dos eventos culturales a los que asistí en estos dos últimos días. El primero fue antes de ayer, lunes, en el Teatro Principal, y vi una obra de teatro, "El guardián entre el centeno", adaptación de la famosísima novela homónima de J.D. Salinger. Nos habla de lo importante que es el libre albedrío, sin apenas interferencias, a pesar de sus riesgos, en la buena educación de infantes y adolescentes. El guardián solo evitaría que se estrellen, sin más consideraciones. La novela no la he leido, y ya está en mi cartera de lecturas pendientes.

Y ayer volví al Teatro Principal a escuchar a Haig Yazdjian, un armenio afincado en Grecia, y que se dedica a lo que ahora se llama nuevas músicas o músicas del mundo; hablando en plata, a fusionar diversos estilos con resultados siempre brillantes, pues de hecho todo estilo musical tradicional se originó en su momento por la fusión de varias influencias. Fabulosa música de estilo oriental, evocadora de paraísos cuajados de huríes, y que me transportó a placenteras sensaciones musicales (cosquilleos intelectuales incluidos). Era una fusión de músicas del Mediterráneo oriental (norte y sur) con sonidos modernos, pero todo en su pequeña y justa medida, sin que casi nada predominase, como en una perfecta y deliciosa macedonia de frutas, con leves toques de distinto sabor sorprendiéndote a cada momento.

Y rematemos, como de costumbre, con la sabiduría ajena, en cierta relación con el tema de hoy:

 - "Libertad, encanto de mi vida, sin ti el trabajo es un tormento y la vida una larga muerte"  (Proudhon).

 - "Cantando la pena, la pena se olvida, no importa la vida que ya está perdida, y después de todo, ¿qué es eso, la vida?  (Manuel Machado).

 - "He observado que la realidad tiende a manifestarse así, insensata, inconcebible y paradójica, de manera que con asiduidad de lo grosero nace lo sublime; del horror, la belleza; y de lo transcendental, la idiotez más completa"  (Rosa Montero).

Besos y abrazos,

Don.
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