Miércoles, 14 de abril de
2004
¡Buenos días!
La mañana fluye con
naturalidad provinciana. Las nubes no cesan de fluir en un incesante trasiego y
apenas dejan entrever algún rayito de sol que otro. Y, por supuesto, el río
Arlanzón; y también el río que nos lleva, el río de la vida. Aunque desde mi
pecera laboral parece que se ha detenido el tiempo aunque afuera todo
transcurra con natural fluidez, y ya dudo de si deseo detener el tiempo para
pensar o dejarme arrastrar por la corriente temporal. No lo sé muy bien.
Y en estas fluideces
mentales andaba yo, cuando salí del cine de ver una buenísima y estupendísima
película, que desde ya os recomiendo encarecidamente que vayáis a ver. Se trató
de "El principio de Arquímedes", de Gerardo
Herrero, y con Marta Belaustegui, Roberto Enríquez, Alberto Jiménez, y Blanca
Oteyza.
Historia de dos amigas
treintañeras (y de sus respectivos maridos) que desean lo que no tienen, desean
lo que tiene la otra; y de que a veces es peligroso desearlo pues se corre el
grave riesgo de que se cumpla el deseo. El guión es inteligente y está hecho
con precisión cartesiana, bueno, "arquimediana".
El principio de Arquímedes,
que empapa toda la historia, dice más o menos así: "Todo cuerpo sumergido
en un fluido pierde parte de su peso, o sufre un empuje de abajo a arriba,
igual al del volumen del líquido que desaloja". Por supuesto la historia
va más allá del principio físico, y subyacen implicaciones metafísicas
(personales, sociales, laborales, ...).
Además de lo ya comentado de
desear lo que no se tiene, nos habla de trepas laborales, que desalojan tanta
humanidad, en relación directamente proporcional, a la cantidad energía
cinética necesaria para ascender, mayor cuanto más se sube. También del
equilibrio en la solución de compromiso entre vida laboral y familiar, es
decir, uno desaloja tanto fluido familiar como el necesario para flotar
laboralmente. Y ya dejo de enumerar las variadísimas implicaciones metafísicas
del principio de Arquímedes que nos deja entrever la película, que también
están en relación con el amor, la amistad, y con casi cualquier otra faceta de
nuestras vidas. Vamos, que os estoy invitando a que las descubráis vosotros
mismos.
Pues para que en nuestro río
vital no haya más atascos y atolladeros de los necesarios, y todo fluya con la
mayor naturalidad, ahí van unas pildoritas de sabiduría ajena:
- "Después de todo, el trabajo es todavía
el mejor medio de escamotear la vida".
(Gustave Flaubert).
- "Ningún medio para prosperar es más
rápido que el de los errores ajenos".
(Francis Bacon).
- "El día que las desgracias hayan
aprendido el camino de tu casa, múdate".
(Palacio).
- "Bien es el mal cuando viene sin venir
acompañado". (refrán).
- "No te impacientes, que vendrá el
tiempo de lo que tú has elegido, y poseerás la eternidad para
vivirlo". (Jean Charron).
- "El matrimonio es al amor lo que el
vinagre al vino. El tiempo hace que pierda su primer sabor". (Lord Byron).
- "Casarse por segunda vez ... es el
triunfo de la esperanza sobre la experiencia". (Samuel Johnson).
- "Amar la vida es amar el cambio, la
corriente, el perpetuo movimiento. El vitalista no ha domesticado la vida con
sus hábitos porque sabe que la vida es algo mucho más fuerte que uno
mismo". (Maite Larrauri).
Besos y abrazos,
Don.
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