Miércoles, 19 de mayo de
2004
¡Buenos días!
Llevamos desde el pasado fin
de semana con un cambio radical en el clima primaveral, que en cierto modo es
normal, dado lo voluble de la primavera. Ahora hace un sol y un calor casi
veraniegos, unos 15ºC más que antes del fin de semana, pues pasamos de los
25ºC. Y con tan repentinos cambios, mi solidificado ser de pasados días todavía
no acaba de adaptarse.
El caso es que si yo fuera
un fluido, con el calor debería de sentirme más leve, licuándome primero y
evaporándome después ... casi el paradigma de la levedad. Sin embargo, no lo
soy, y siento la gravedad propia del aplatanamiento, del bochorno, que me
impide despegar del terrenal mundo hacia el imaginativo éter. No sé que voy a
tener que hacer para poder desembarazarme de este lastre que me ata al suelo.
Pues para ello, para
aligerarme un poquito, no viene nada mal una racioncita de cine, por ejemplo,
... y eso es lo que volví a hacer ayer por la tarde. Estuve viendo "Levity",
de Ed Solomon, y con Billy Bob Thornton, Morgan Freeman, Holly Hunter y Kirsten
Dunst.
Muy, pero que muy buena
película, con estupendas reflexiones sobre la redención, y los diversos
caminos, tan distintos, tan iguales que casi parecen uno, por los que podemos
liberarnos del lastre con que nuestros pecados y culpas nos gravan. Aunque hay
referencias religiosas, nos muestra que en realidad el cielo, el infierno y la
redención de nuestros pecados están aquí, en todos y cada uno de nosotros, y no
en el más allá, que no existe, pues no es más que una entelequia religiosa con
la que adormecer las conciencias de mucha gente.
Y para acrecentar más aún si
cabe nuestra sensación de levedad, para aprender a liberarnos de gravedades
inútiles, un poquito de sabiduría ajena:
- "La soberbia nos humilla sin corregir;
la humildad nos corrige sin humillar. La soberbia provoca y despierta el amor
propio y nos dispone a defender nuestras faltas; la humildad habla al corazón y
nos lleva a confesarlas".
(Concepción Arenal).
- "Los hombres no solamente suelen
olvidar los beneficios recibidos, sino que llegan a odiar a los que se los
hicieron". (La Rochefoucauld).
- "Es preciso elegir una docena de
hombres, entre toda una nación, para juzgar sobre una fanega de tierra; en
cambio, el juicio sobre nuestras inclinaciones y acciones, por difícil que sea
la materia y su importancia, lo abandonamos a merced del populacho; es decir,
de las turbas ignorantes".
(Montaigne).
Besos y abrazos,
Don.
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