Jueves, 24 de julio de 2003
¡Buenos días!
Esto debería haber sido un
nocturnino a la última, aunque no de última moda, que ya con clásicos, pero no
tuve ganas de trasnochar y venir a la oficina a tales horas en estas deliciosas
tarde-noches veraniegas de Burgos que estamos disfrutando últimamente. Además,
en sus principios esto eran matutinos tempraneros, que a veces degeneraron en
vespertinos y nocturninos. De todas formas es un matutino tardío, casi de
última hora, al borde de ser un vespertino somnoliento.
Ayer tarde estuve en el cine
viendo "La última noche" ("The 25th
hour"), de Spike Lee, y con Edward Norton. Buenísima película, con un
formato que me encantó y que nos cuenta el último día de un personaje antes de
ingresar en la cárcel, y de todo lo que hace para saldar sus deudas vitales.
Y por principios, y para
terminar, ahí va la consabida racioncita de frases de sabiduría ajena, esta vez
sin relación alguna:
- "La envidia, el más mezquino de los
vicios, se arrastra por el suelo como una serpiente". (Ovidio).
- "Es más difícil no envidiar a un amigo
feliz que ser generoso con un amigo en la desdicha". (Alberto Moravia).
- "Los hombres elevados a puestos
preeminentes son tres veces esclavos".
(Bacon).
- "Trata de poner en la obediencia la
misma dignidad que en el mando".
(A. Chauvilliers).
- "Dígase lo que se quiera, el camino más
seguro para la salud consiste en no pensar que nos encontramos mal; muchas de
las enfermedades que conocemos los pobres mortales se deben, en gran medida, al
doctor y a la fantasía". (Charles
Churchill).
- "El cerebro de un niño no es un vaso
para llenar, sino una lámpara para encender". (Plutarco).
- "No hay malas hierbas ni hombres malos,
tan solo hay malos cultivadores".
(Victor Hugo).
Besos y abrazos,
Don.
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