Jueves, 15 de mayo de 2003
¡Buenos días!
Deliciosa mañanita
primaveral, soleadísima, con un cielo sin mancillar apenas por unas pocas,
tímidas y escurridas nubes, muy limpitas ellas también. Si no fuera por la
brisilla que acrecienta el fresquete propio de este clima de la ribera del
Arlanzón, sería perfecto, casi inmaculado, con calorcito pero sin agobios, más
propios éstos de más al sur.
Y ayer tarde estuve en el
cine viendo otro " p e l i c u l ó
n " (como también lo era el glosado
en mi anterior matutino), "La vida mancha", de
Enrique Urbizu, y con José Coronado, Zay Nuba (un bellezón) y Juan Sanz.
Maravillosa película, un drama de pasiones contenidas, con preciosa fotografía
y banda sonora, de tempo lento, de pocas palabras y muchas miradas, ... en
definitiva, que me entusiasmó y encantó.
Y la vida mancha, pues como
dice el castizo refrán: "Quien quiera peces, que se moje el culo". El
hecho de vivir no es sino ir manchándose, desgastándose por ella, pero si no se
vive, si se es un inmaculado, es que ya no se existe ... hay que mojarse si se
quiere pescar algo de esta apasionante (aunque sea contenidamente) vida.
Y unas preciosas frases de
sabiduría ajena, muy en relación con el film glosado:
- "El amor disuelve el miedo. Con amor no
puede temerse nada, todo es energía, y el amor abarca todas las
energías". (Brian Weiss).
- "Los que nunca fueron desgraciados no
son dignos de su felicidad".
(Fóscolo).
- "Tan pronto como los labios se duermen,
las almas se despiertan y comienzan a actuar; porque el silencio es el elemento
henchido de sorpresas, de peligros y también de felicidad, en el cual las almas
se poseen libremente". (Maurice
Maerterlinck).
Preciosísima frase para
rematar, y que encaja como un sedoso guante en el espíritu de la película.
Besos y abrazos,
Don.
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