Jueves, 14 de noviembre de
2002
¡Buenas tardes!
Estos matutinos nuestros de
cada mañana se me están volviendo contestatarios, irreverentes, y reniegan de
sus orígenes, reconvirtiéndose en vespertinos, sin respeto alguno por sus
ancestros matutínicos.
Y el clima me está también
perdiendo el respeto, pues no hace caso de mis deseos, que son los obvios: unos
agradables y plácidos días de otoño con bonitas vistas de la ribera del Arlanzón.
Esto último sí que lo tengo, pero el revoltoso clima se me está descolgando con
frío, vientos casi huracanados (rachas próximas a los 100 km./h.) y lluvias a
granel.
Y ayer estuve en el cine
viendo una película hispano-mexicana, "El crimen del Padre Amaro",
de Carlos Carrera, y con Gael García Bernal, Ana Claudia Talancón (realmente
angelical), y Sancho Gracia. Está basada en la novela homónima de Eça de
Queiroz.
Demoledora, contundente,
dura a veces; iconoclasta, en definitiva. Una tremenda crítica a los fanatismos
religiosos y a la institución eclesial en general, por su hipocresía, por su
absurdo inmovilismo y esoterismo, y por tantas otras cosas. Muy buena película.
Y para las frases de hoy,
empiezo con una ya difundida anteriormente, pero que tiene mucho que ver con
cierta faceta del film, y que para más "inri" es de un santo:
- "La medida del amor es el amor sin
medida" (San Agustín).
- "El yerro es una cosa común a todos los
humanos; pero cuando ha cometido un fallo, el sabio repara el daño que ha hecho
y no se mantiene inmutable. La obstinación engendra todo género de
males" (Sófocles).
Que tomen nota los jerarcas
eclesiásticos en tantas cosas de esta procelosa vida, que andan en el jurásico
vital, todavía en este siglo XXI.
- "Todos vivimos bajo el mismo cielo,
pero no todos tenemos el mismo horizonte"
(Conrad Adenauer).
- "Horroroso es que una civilización
destruya siempre a la anterior"
(Paul Valery).
- "La insensibilidad es la imbecilidad
del alma" (anónimo).
Besos y abrazos, sin
tonterías de por medio,
Don.
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