20140508

Matutino infantil

Jueves, 12 de septiembre de 2002

¡Buenos días!

Buenísimos, otro día más. Y ya se hace raro el disfrutar de esta racha tan larga de buen, de excelente clima por estos lares. Disfrutemos cual niños del maná climático que se nos concede y empapemosnos, hasta casi saturarnos, de claridad y luminosidad, como la que emanan los ojos de los niños alegres ... y de cualesquiera felices personas.

Ayer estuve de nuevo en el cine, viendo "El viaje de Carol", de Imanol Uribe, y con Clara Lago, Juanjo Ballesta, el niño protagonista de la magnífica "El bola", ambos niños excelentes en sus papeles, y ella con una mirada y un rostro cautivadores. Además actuaban Álvaro de Luna, Rosa María Sardá, María Barranco y Carmelo Gómez, entre otros.

Bonita y emotiva película, ... ¡y otra vez los dichosos "congojos"! ... sobre unos niños y su viaje y crecimiento vital durante los fines de la guerra civil española en un maravilloso paisaje gallego que hace más absurdo el sinsentido de las guerras y de cualesquiera conflictos. Mirada pasada por el tamiz de la inocencia infantil, que no acaba de comprender el porqué.

Y como sabias frases ajenas del día podrían valer para comenzar las dos últimas de ayer, sobre el aprendizaje, y continuaremos con otras más:

 - "Para la mayoría de los hombres la experiencia es como las luces de popa de un barco. Que tan solo iluminan la estela que queda a la espalda"  (Edison).

 - "En este mundo no se puede ser bueno para todos. Hay que elegir, porque la gente es de tal modo que a nadie le importará que no hagas bien a nadie, mas pobre de ti si al hacer bien a todos has hecho el bien al enemigo de alguien"  (Jacinto Benavente).

 - "La historia es siempre una fantasía sin base científica. Cuando se pretende levantar un tinglado invulnerable y colocar sobre él una consecuencia, se corre el peligro de que un dato cambie y se venga abajo toda la armazón histórica"  (Pío Baroja).

 - "La felicidad es tanto más grande cuanto menos se advierte"  (Moravia).

Pues eso, seamos inconscientes como niños felices, ¿o felices como niños inconscientes? Bueno, da igual, a poco que el entorno nos deje, permitamos que la felicidad e inconsciencia infantiles nos dominen, aunque sea a ratos.

Besos y abrazos,

Don.
_____

No hay comentarios:

Publicar un comentario